Después de la Constitución de 1853, Tucumán fue la primera provincia intervenida. Por ley, por decreto o por los golpes militares, perdió su autonomía un total de 15 veces.
En materia de alteraciones institucionales, Tucumán tiene el dudoso privilegio de haber sido pionera. Así, la primera revuelta contra el poder constituido en las Provincias Unidas, tuvo lugar precisamente en Tucumán. La noche del 11 de noviembre de 1819, un grupo encabezado por el oficial uruguayo Abraham González, capturó y depuso al gobernador legal, Feliciano de la Mota Botello. Días después, el 14, los revolucionarios designaron gobernador al coronel mayor Bernabé Aráoz. El general José María Paz calificó al episodio como “la chispa que incendió el país”, ya que fue punto de partida de la etapa de anarquía nacional.
Una comisión
Pero nuestra provincia no sólo fue pionera en materia de revoluciones, sino también en lo que a las intervenciones del poder federal respecta.
Así, a poco de organizado el país, con la derrota de Juan Manuel de Rosas en Caseros y la sanción de la Constitución de 1853, Tucumán se convirtió en la primera provincia intervenida. Arribó una comisión, enviada por el Poder Ejecutivo Nacional y compuesta por Marcos Paz y Benjamín Lavaysse, para poner término a los conflictos entre los “federales” del general Celedonio Gutiérrez y los “liberales” del cura José María del Campo, quienes se disputaban el gobierno. Claro que las gestiones de los comisionados fueron inútiles. Se alejaron de la provincia tras declarar fuera de la ley a Gutiérrez. El asunto se solucionó el 25 de diciembre de 1853 en la batalla de Los Laureles, donde Campo derrotó a Gutiérrez.
Dos golpes armados
Desde entonces y por espacio de 34 años, Tucumán mantuvo su gobierno autónomo. Fue en 1887 que se alteró esa normalidad. El gobernador Juan Posse, hombre de la Unión Cívica y opositor por tanto al presidente Miguel Juárez Celman, fue destituido por una revolución armada que tuvo la complacencia del Ejecutivo Nacional. Fue intervenida la provincia, y el comisionado Salustiano J. Zavalía convocó a elecciones que dieron el gobierno al jefe del golpe, Lídoro J. Quinteros.
Seis años más tarde (setiembre de 1893) la Unión Cívica Radical se alzó en armas contra el gobernador, doctor Próspero García. Logró deponerlo y arrestarlo, luego de sangrientas jornadas. Entonces, el Gobierno Nacional envió 1.200 soldados a órdenes del general Francisco M. Bosch, para reprimir a los alzados. Bosch se impuso con rapidez, y pasó a Santa Fe, dejando a Tucumán bajo un singular régimen de ocupación militar, cuya jefatura ejercía el coronel Salvador Tula. Hasta diciembre, época en que recién el Congreso dictó la ley de intervención federal.
El comisionado fue el senador nacional Domingo T. Pérez. Estuvo al mando hasta que se realizaron las elecciones (enero de 1894), que ungieron gobernador al doctor Benjamín Aráoz.
El caso Olmos
La normalidad reiniciada se mantuvo once años. Hasta la época del doctor José Antonio Olmos, quien había asumido el gobierno apoyado por el Partido Provincial y la Unión Popular. En 1905, en las elecciones de la Legislatura se constituyeron cámaras dobles, creando un trastorno institucional. El Gobierno Nacional intervino entonces (noviembre), para reorganizar las Cámaras y el Colegio Electoral. El comisionado volvió a ser el senador Pérez. Aunque no depuso a Olmos, este quedó desapoderado en los hechos.
Efectuadas las elecciones, Pérez se retiró. Pero la nueva Legislatura se enfrentó de inmediato con el gobernador, promoviéndole juicio político. El proceso terminó con la renuncia del doctor Olmos (febrero de 1906); la asunción interina del presidente del Senado, doctor José Frías Silva y, finalmente, las elecciones (marzo) donde fue consagrado gobernador el ingeniero Luis F. Nougués.
Tras el juicio político
En diciembre de 1917, Tucumán fue nuevamente intervenida, por decreto del presidente Hipólito Yrigoyen. Los conflictos del primer gobernador radical, Juan Bautista Bascary, a quien la Legislatura declaró suspendido por juicio político, habían culminado con el cierre compulsivo del local de sesiones y la prisión de varios diputados.
El comisionado federal, doctor Juan M. Garro -luego reemplazado por el doctor Julio B. Lezana- suspendió a Bascary y, tras las elecciones de legisladores, lo repuso en el mando (julio de 1918). Pero, en noviembre de 1920, Bascary fue intervenido otra vez, por otro decreto de Yrigoyen. Se sucedieron entonces, como comisionados, el ingeniero Federico Álvarez de Toledo y el doctor Benito Nazar Anchorena. Este último convocó a las elecciones que dieron el triunfo al procurador Octaviano Vera, quien asumió en febrero de 1922.
Vera también chocaría con la Legislatura, que igualmente le planteó juicio político. El gobernador replicó clausurando su recinto y, como resultado (noviembre de 1923) llegó otra vez la intervención federal, a cargo del doctor Luis Roque Gondra.
Después del 30
Las elecciones convocadas por el interventor Gondra, dieron la victoria al doctor Miguel M. Campero, quien asumió la gobernación en mayo de 1924. Seis años más tarde, la revolución militar que depuso al presidente Yrigoyen, en setiembre de 1930, determinó que Tucumán, como todas las provincias, fuera intervenida. El gobernador, ingeniero José G. Sortheix, fue reemplazado por una serie de comisionados. Se sucedieron los generales Juan Esteban Vacarezza y Francisco M. Vélez, ambos interinos; los doctores Ramón S. Castillo, Tito Luis Arata, Horacio T. Calderón y el interino Filiberto de Oliveira Cézar. En los comicios de 1932, fue elegido gobernador constitucional Juan Luis Nougués. Asumió en febrero de ese año.
Dos años después, se reiteró el choque del Ejecutivo con la Legislatura. Ésta resolvió deponerlo en juicio político, a lo que Nougués replicó (mayo de 1934) enviando policías a caballo que desalojaron con violencia el recinto. Entonces, el Congreso dictó la ley de intervención. El comisionado fue el general retirado Ricardo Solá, a quien sucedió el doctor Manuel Bonastre.
Primero, al Colegio
La normalidad se reinició en 1935, tras las elecciones de enero, donde el doctor Miguel M. Campero resultó elegido gobernador por segunda vez. Pero, en 1942, cuando debía designarse al sucesor del doctor Miguel Critto, el Colegio Electoral se dividió y no pudo concretar la elección. El Gobierno Nacional intervino entonces el Colegio (diciembre) y, como el período de Critto terminó sin que se resolviese la cuestión, la intervención –a cargo del senador nacional Alberto Arancibia Rodríguez- se extendió al Ejecutivo Provincial, en febrero de 1943.
Se convocó a nuevos comicios; pero antes de que pudieran realizarse, ocurrieron graves sucesos nacionales. La revolución militar de junio derrocó al presidente Ramón S. Castillo, y fueron intervenidas las provincias, de manera que Tucumán siguió en esa situación. Los comisionados sucesivos en Tucumán, fueron el coronel Juan Rogelio Alvelo y Clemente Zavaleta, como interinos; el doctor Alberto Baldrich; el doctor Adolfo Silenzi de Stagni, como interino; el doctor Francisco Ramos Mejía; el doctor Alejandro Tissone, como interino, y el almirante retirado Enrique B. García.
En 1955 y en 1962
Las elecciones de 1946, en las que triunfó el candidato laborista, mayor Carlos Domínguez, restauraron la administración constitucional. Se mantuvo por nueve años. Hasta 1955, en que el presidente Juan Domingo Perón intervino por decreto (febrero) al gobernador Luis Cruz y lo reemplazó por un comisionado, el doctor José Humberto Martiarena. Este seguía en funciones en setiembre de 1955, cuando cayó la presidencia Perón, por lo que Tucumán continuó intervenida, hasta 1958. Se sucedieron el teniente coronel Horacio Zenarruza, el coronel Jorge Mario Moretti, ambos interinos; el coronel retirado Antonio Vieyra Spangenberg; el interino, Daniel Ignacio Parodi; el doctor Nicolás Mario Juárez García y el interino doctor Abel Garaycochea.
La elección del doctor Celestino Gelsi como gobernador -que asumió en mayo de 1958- recuperó el cauce constitucional. Pero en marzo de 1962, con motivo del triunfo peronista en las elecciones de marzo, Gelsi fue intervenido. Se sucedieron en la Casa de Gobierno, el general Julio Martín Sueldo, como interino; el licenciado Carlos Imbaud; el coronel José Emilio Vigil Monteverde, como interino; el general retirado Ricardo J. Arandía y el doctor Alberto Gordillo Gómez.
Gobiernos militares
En 1963, con la elección de gobernador del profesor Lázaro Barbieri (asumió en octubre), se regresó a la normalidad. Por poco tiempo. La “Revolución Argentina” de junio de 1966, trajo nuevamente a los interventores, ya con el título de “gobernadores”. Ellos fueron el general Delfor Elías Otero, como interino; el general auditor retirado Fernando Aliaga García, el procurador Roberto Avellaneda, el coronel retirado Jorge Nanclares; el coronel Jorge Rafael Videla, como interino; el licenciado Carlos Imbaud y el profesor Oscar Emilio Sarrulle.
En 1973, fue elegido gobernador constitucional Amado Juri. Asumió en mayo. Tres años más tarde, el “Proceso de reorganización nacional” (marzo 1976) depuso a la presidente María Estela Martínez de Perón e intervino las provincias con “gobernadores” militares. Así, gobernaron Tucumán el general Antonio Domingo Bussi; los generales retirados Lino Montiel Forzano y Antonio Luis Merlo, y el contador Mario A. Fattor.
La última de 15
Realizadas las elecciones de 1983, Fernando Riera asumió (diciembre) la gobernación de Tucumán. Ocho años más tarde, la provincia sufriría un nuevo eclipse de su autonomía. En enero de 1991 y por decreto, el Ejecutivo Nacional dispuso la intervención.
En consecuencia, el gobernador, ingeniero José Domato, fue reemplazado por un comisionado federal, el doctor Julio César Aráoz. La provincia se normalizó en octubre de ese año cuando, tras las correspondientes elecciones, Ramón Bautista Ortega juró el cargo de gobernador.
En síntesis, desde 1853 hasta la fecha, la provincia de Tucumán perdió su autogobierno un total de quince veces.