Impresiones de Tucumán de Emilio Daireaux.
En “La Ilustración. Revista Hispano-Americana”, impresa en Barcelona, edición del 22 de enero de 1888, se insertaba la primera parte del artículo “Viaje al Río de la Plata. Tres meses de vacaciones”, por Emilio Daireaux. El autor narraba su viaje a Tucumán. Hablaba de los conocidos orgullos de la historia local: la batalla de 1812, el Congreso de la Independencia.
Pero, comentaba, “pocos son los recuerdos que de esto se conservan en la ciudad: una columna en medio de la plaza y la puerta conservada de una casa en la cual se celebró la jura. Para el viajero, existen en Tucumán otros espectáculos que pueden contemplarse desde la ciudad: el Aconquija, que domina a esta, coronado de nieves eternas, no es el menos importante. El tronco principal de esta montaña…ocupa 28 leguas métricas”. El hielo de la misma, “partido a hachazos, es transportado a la ciudad a lomo de mula”.
Por lo demás, “la ciudad no ofrece particularidad alguna. En el centro de ella y alrededor de la plaza se desarrollan algunas calles que forman ángulos rectos, como en todas las ciudades hispanoamericanas. La Iglesia ocupa uno de los lados de la plaza; el Cabildo y los Tribunales otro; aspecto y disposición iguales a los que se ven en plazas idénticas de las ciudades de este continente, así chilenas como mejicanas y argentinas. Nunca sabe uno qué plaza está contemplando”. Dedicaba elogiosos párrafos a la colonia francesa de Tucumán, en la que destacaba al médico Víctor Bruland, a Paul Groussac y al industrial Clodomiro Hileret. Luego, pasaba a narrar su visita a la propiedad de este último, el ingenio Lules. La nota estaba ilustrada con un grabado del referido ingenio, obra del dibujante Alfredo París, y continuaba en el número siguiente de la revista.