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ALBERTO MENDIOROZ. El autor de “Horas puras” falleció a los 28 años.

El literato tucumano Alberto Mendioroz.


Entre las figuras distinguidas de nuestras letras en las primeras décadas del siglo que pasó, merece un recuerdo el doctor Alberto Mendioroz. Había nacido en Tucumán el 13 de junio de 1895, hijo del periodista Ricardo Mendioroz y de doña Urbana Espejo. En 1912 terminó su bachillerato en nuestro Colegio Nacional, donde fundó la revista estudiantil “Génesis”, y partió a la Universidad de la Plata. Allí se graduó de abogado. Contaba con el gran aprecio del rector de esa casa de estudios, Joaquín V. González, quien lo designó su secretario.

El historiador Vicente Osvaldo Cutolo informa que Mendioroz firmó poesías, cuentos y obras de teatro en diversas publicaciones periódicas, entre ellas la afamada revista “Nosotros”. Muy joven, en 1915, editó su poemario “Horas puras”. A poco de recibirse de abogado, fue designado juez en lo Civil en Salta, en 1920. Allí se vinculó con ese grupo de escritores donde se destacaban Joaquín Castellanos y Juan Carlos Dávalos. Siguió escribiendo, no sólo poesías sino dos novelas que quedaron inéditas.

Corría 1924 cuando se trasladó a Buenos Aires para someterse a una intervención quirúrgica, en cuyo transcurso falleció, el 13 de febrero, a los 28 años. LA GACETA le dedicó una gran nota necrológica, donde afirmó que ”su espíritu de artista ha recobrado la plena libertad para refundirse en la serena luz de la belleza”. Era “un lírico de acentuado intelectualismo”, que “expresó sus dudas filosóficas y su visión romántica con penetración analítica y trazo clásico”, según lo definió su hijo Hugo. Se había casado en La Plata con la poeta Romita Poggio quien, después, de su muerte, publicó un volumen póstumo de poesías de Mendioroz, titulado “La luz buena del amor”. Los restos de ambos descansan en el cementerio de la capital bonaerense.