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FÉLIX FRÍAS. Presidente de la Cámara de Diputados, a quien el general tucumano logró enfurecer.

Sobre la ley de la Campaña del Desierto.


Como es sabido, el presidente de la Nación, doctor Nicolás Avellaneda, presentó al Congreso, en 1878, el proyecto de ley que autorizaba la Campaña del Desierto. Disponía invertir hasta 1.600.000 pesos fuertes para ejecutar la ley del año anterior, que establecía la línea de fronteras sobre la margen izquierda de los ríos Negro y Neuquén, “desde el río Quinto y el Diamante hasta los dos antes mencionados”.

Augusto Marcó del Pont, en “Roca y su tiempo” (1931), refiere una anécdota del coronel Teófilo Fernández sobre el asunto. Recordaba el coronel que en el Congreso se sucedían los debates, pero la ley no terminaba de aprobarse, aunque era urgente. Entonces, al ministro de Guerra, general Julio Argentino Roca, se le ocurrió cierto día intentar una gestión singular ante el presidente de la Cámara de Diputados, que era el prestigioso doctor Félix Frías, ex secretario de Lavalle y hombre que tenía enorme antipatía a los chilenos.

Fue recibido por Frías en su casa, y empezaron a conversar sobre el tema. Roca se quejó de la demora del Congreso y, como al pasar, advirtió a Frías que “los chilenos parece que están invadiendo la Patagonia”. Sus palabras enfurecieron al doctor Frías. Dio un puñetazo sobre la mesa y dijo a Roca que “el proyecto se aprobará inmediatamente y los chilenos no tomarán la Patagonia”. Cumpliendo su palabra, se movilizó y comprometió a todos los diputados, logrando la aprobación de la ley en esa Cámara. En el Senado, el problema fue más laborioso, pero resultó decisiva la contundente intervención del senador correntino Juan E. Torrent. El 4 de octubre de 1878, quedaban sancionados los 20 artículos de la ley por ambas Cámaras. El mismo día la promulgó el presidente Avellaneda con la firma de su ministro Roca.