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COMIENZO DE ZAFRA. Un asado de obreros de San Pablo al iniciarse la campaña, en los 40. Cuando concluía, llegaba el “apunte”.

Prohibida por el jefe de Policía en 1942.


Se solía desarrollar en Tucumán, hasta las primeras décadas del siglo que pasó, un particular festejo que tenía lugar al término de la zafra azucarera. Se denominaba “apunte”. No conocemos una exacta descripción de sus características, pero las autoridades policiales resolvieron un día prohibirlo terminantemente.

El jefe de Policía, doctor Amado Aybar Albarracín, dictó la respectiva resolución, en 1942. Consideraba que estaba próxima a terminar la molienda y que el “apunte” era explotado por ciertos comerciantes quienes, con el pretexto de celebrar el fin del ciclo, “organizan los mencionados festivales, donde el obrero que concurre se alcoholiza en forma desmedida y sacrifica la mayor parte de sus ganancias, fruto de la intensa y ardua labor a que estuvo sometido durante largo tiempo”.

Consideraba que estas costumbres “de tanto arraigo” no sólo atentaban contra la tranquilidad pública, sino que eran motivo y ocasión de episodios sangrientos. En la parte dispositiva, el jefe Aybar Albarracín prohibía “en todo el territorio de la provincia, la realización de los festivales denominados ‘apuntes’ y bailes públicos en general, organizados en celebración de la terminación de la zafra azucarera”. Recordaba al personal policial la acordada de la Corte Suprema de Justicia del 8 de mayo de 1832 sobre represión de la ebriedad. Disponía que el incumplimiento de la medida “por parte de los funcionarios y empleados encargados de hacer efectiva la misma, será castigado con la exoneración del cargo, previa la respectiva comprobación sumaria”.