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JUAN B. TERÁN. Un retrato a pluma del fundador de la Universidad de Tucumán.

Reflexiones de Juan B. Terán en su diario.


Se han publicado algunos párrafos reveladores del diario personal que llevaba el fundador de nuestra Universidad, doctor Juan B. Terán (1880-1938). En unos asientos de 1936, por ejemplo, decía: “cuando me aplauden o elogian me entristece, porque conociendo mi pequeñez y poquedad, pienso qué pocas esperanzas de grandezas hay en la humanidad. ¡Qué poca cosa las grandezas humanas!”.

Estaba radicado en Buenos Aires, pero no dejaba de compararlo con el campo de su niñez. Pensaba que “la mañana en el campo es lo más campo, como en la ciudad la mañana es lo menos ciudad. En la mañana está lo característico del campo, como está en la noche el alma de la ciudad. Cuando puedas ir al campo, encontrarás, en la mañana de tu ciudad, lo que más puede aproximarte a aquel”.

Pasaba a otro tema. El palabrerío del discurso político le arrancaba amargas reflexiones. “La dignidad humana -reflexionaba- es la leyenda inscripta en lo que se llama reivindicaciones del pueblo. ¿Y a qué le llaman dignidad? ¿A tener el derecho de participar en lo que corrompe a las clases privilegiadas, a sus vicios, a sus ocios podridos, a sus abusos? El comunismo llama ‘dignidad’ a las satisfacciones brutales, a la orgía, a la ‘repaille’, a la prepotencia orgullosa. Para nada, por nada, se incluyen en la ‘dignidad humana’ los derechos del espíritu, el derecho de pensar y sentir noblemente, la paz de la conciencia”.

Le dolía ver que la búsqueda del dinero seguía enloqueciendo a la gente. Pensaba que “la pobreza es una nodriza de virtudes. Las épocas de prosperidad son estériles para infantar grandes hombres. Los mayores nuestros han nacido del choque de las adversidades y los dolores”.