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ANTONIO LUIS BERUTI. En 1813, implantó la iluminación a vela en las calles de Tucumán.-

Bando del gobernador Antonio Luis Beruti


“Hago saber a todos los vecinos, estantes y habitantes de cualquier clase y educación, que habiéndose realizado el laudable proyecto de colocar faroles de cristal en las calles para iluminación de la ciudad, del que resulta beneficio público, ya por el ornato, lucimiento y decencia, como por los males que se evitan, desterrando al oscuridad y lobreguez de que saben aprovecharse las ánimas pervertidas, en el logro y la consecución de aquellas criminales ideas que inspiran la ambición y la maledicencia, ordeno y formo el siguiente estatuto, y mando se guarde, cumpla y ejecute en todas sus partes”.

Así expresaba el bando que el teniente coronel Antonio Luis Beruti, gobernador de Tucumán, emitió el 15 de noviembre de 1813. Esa disposición lo define como el implantador de la iluminación publica, con carácter permanente, en nuestra ciudad. El estatuto tenía variadas disposiciones. Los comerciantes todos, estaban obligados a pagar un impuesto de dos reales por mes, que se usaría para mantener el servicio. La misma obligación tenían los vecinos que habitaban las ocho manzanas en torno a la plaza.

Entre los recaudos, constaba la prohibición de jugar a la pelota en las inmediaciones de un farol. Las carretas tenían que marchar por el medio de la calle, y los carreteros no podían “parar las picanas” en las paredes donde estuviesen amurados los faroles. En las noches de luna, no se prendían sus velas, por considerar que la iluminación no era necesaria.

Los faroles estaban colocados a distintas alturas, para facilitar tanto la colocación de las velas como la limpieza periódica del artefacto. Pasarían muchos años hasta que la iluminación se mejorara. Recién en 1874, se instalaron las primeras luminarias a querosén.