Imagen destacada
LA CAPILLA. Aspecto que tenía el templo de la villa en la década de 1920.-

Un cálido elogio de “La Nación”, en 1926


“Villa Nougués merece ciertamente una visita, de quienquiera que aspire a conocer las grandes bellezas naturales de la Argentina”, expresaba el diario “La Nación” el 31 de diciembre de 1926. “Encaramada sobre una estribación del Aconquija, en el paredón que cierra la vasta hondonada en que anida la ciudad del Congreso, Villa Nougués es un verde balcón asomado sobre la inmensidad verde de los cañaverales que alfombran el valle”.

Apreciada desde allí, “la planicie es un enorme damero, cada uno de cuyos cuadros es un lote de cultivos y en los cuales el verde vegetal luce con todos los tonos propios del proceso germinativo de la caña de azúcar. De trecho en trecho, un caserío blanco con techos de roja teja y un robusto mástil color ladrillo, que es una chimenea de fábrica, denuncian a la distancia los núcleos industriales de aquella fantástica riqueza que se asienta en las tierras bajas en todo lo que la vista alcanza; y se encarama todavía, invasora, en la falda de los cerros que cierran por el otro extremo la cuenca del Salí”.

Una temperatura media “de menos de 20 grados, es la normal de Villa Nougués. Al amor de ese prodigio se han agrupado treinta chalets suntuosos y hasta un centenar de viviendas más modestas, haciendo semicírculo a la casa de los primeros propietarios del lugar: un castillo normando que se alza en la saliente principal de este balcón maravilloso. Junto a esa casa, que es un alarde de buen gusto, se alza la estatua del ingeniero Nougués, uno de los grandes benefactores de la industria azucarera, autor de la evolución que ha colocado a la Argentina al nivel de los países de más avanzado progreso en este sentido”.