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Al médico tucumano Ezequiel Colombres.


El destacado médico tucumano, doctor Ezequiel Colombres (1818-1882) acaso por su condición de yerno del general Celedonio Gutiérrez, tenía buena relación con el presidente Justo José de Urquiza. En 1856, le envió una carta narrándole el clima belicoso reinante en Tucumán.

Desde Córdoba, el 5 de abril, le contestó Urquiza. Decía que su carta lo había “llenado de amargura, porque veo que aún hay argentinos en la República que no han sabido comprender ni poner en ejercicio el programa de que no hay vencedores ni vencidos”. Las divisiones sólo cesarían “bajo la adopción y la obediencia ciega de estos principios, consignados en nuestra Carta Fundamental y comunes en la República”. Solo así “podemos tener patria” Debían concluir “el odio y la pasión de partido, que desgraciadamente parecen querer entronizarse entre los hijos de algunas de las Provincias del Norte”. Esto a pesar de que la Constitución “no reconoce sino argentinos hermanos”.

Consideraba estos sentimientos como “principios salvadores de la actualidad”. Agregaba: “Me horroriza el triste cuadro que usted me pinta, que no es sino una consecuencia del desvío de mi sana política, del dominio de las pasiones sobre los verdaderos intereses de la Patria. No quiero detenerme a observar un cuadro concluido con nuestra sangre y nuestra vergüenza. Quiera Dios que no olviden ustedes los males y sacrificios que nos cuesta la fratricida guerra entre Santiago y Tucumán”. Afirmaba que cumpliría con sus “deberes de autoridad nacional” y con “los sentimientos de mi corazón, para hacer cesar las desgracias de tantas familias inmoladas en una guerra sin objeto ni resultados en favor de los verdaderos intereses del país”. Colombres tenía intenciones de trasladarse al extranjero. Urquiza le proponía residir en Entre Ríos, tanto a él como a su suegro Gutiérrez.