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FRANCISCO URIBURU. Aparece al centro, con un cigarro en la mano, entre el doctor Benigno Vallejo y Gaspar Taboada, en su visita a Tucumán de octubre de 1921.

Ernesto Padilla evocaba el Congreso de 1902.


El doctor Ernesto Padilla (1873-1951) fue, además de gobernador, cuatro veces diputado por Tucumán al Congreso de la Nación. El período de su primera banca se extendió desde 1902 a 1906. En uno de sus escritos evocativos y a propósito del doctor Francisco Uriburu (1872-1940), recordaba que “nos contábamos en el grupo juvenil que se inició en la Cámara, antes de cambiado el recinto de la plaza de Mayo, que no se franqueaba sino con el ánimo estremecido”. Aunque treintones ya, Padilla, Uriburu, Belisario Roldán y Amador Lucero, eran los diputados menores.

Narra que “entonces se tenía como costumbre ser puntuales y la actividad sobraba en el dirigente cumplimiento de la función”. Así, “en ocasiones, después de sesionar, salíamos en compañía de Amador Lucero, en prolongada charla, en que este vertía el sabor de su vigorosa mentalidad”. Después de “contrapesar opiniones, los dos (Lucero y Uriburu, ambos periodistas) demoraban en sentarse a la mesa para entregarse a redactar suelto, crónica o comentario del asunto palpitante, en condiciones y tiempo prefijados, hasta concluir entrecruzando la lectura subrayada de sus carillas. Me tocó verificar, y en cierta ocasión hasta envidiar, la concisión y la fluidez alcanzadas”.

Lucero era persona muy querida por Padilla y por Uriburu. Aún después de fallecido, lo mencionaban siempre en las conversaciones, indicando las “raíces vivaces” que tenía en ellos su recuerdo. Uriburu fue el fundador del combativo diario político “La Fronda”, y visitó en Tucumán en varias oportunidades. Padilla lo evocaba afectuosamente, como hombre siempre interesado en el civismo provinciano, y presente en cualquier punto del país donde se agitaran problemas políticos. “No se mezquinó incomodidad ni fatiga para propiciar y coordinar las voluntades que respondían a sus ideales”, afirmó.