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ENRIQUE ANDERSON IMBERT. Dictó cátedras en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNT, de 1940 a 1946.

Visión de Anderson Imbert sobre Tucumán.


El destacado hombre de letras Enrique Anderson Imbert (1910-2000), residió en Tucumán de 1940 a 1946, como profesor de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNT. El último de esos años, publicó una penetrante nota, titulada “Tucumán, ciudad en el camino”.

Decía allí que “por ser una ciudad en el camino, Tucumán tiene una fisonomía muy peculiar, como esos rostros asimétricos que nos desasosiegan cuando nos miran y nos sonríen. No está ni aletargada como otras de la América del Pacífico, ni vive a tono con las de América del Atlántico”. Pedro Henríquez Ureña solía decir intencionalmente que “ya desde Córdoba comienza la América central, la América hispano indígena, la América distinta a Buenos Aires y Rosario”.

Agregaba que no eran solamente rasgos físicos. “Aquí se vive la tradición. Aquí la gente culta de la ciudad de Tucumán suele hablar con palabras y sintagmas arcaicos. De tanto en tanto, pronuncian quechuismos. En la confitería principal, ha ocurrido que la orquesta ejecuta una zamba y de pronto señoras y señoritas de la clase social más afortunada se ponen a bailar con las graciosas mudanzas criollas. Jóvenes universitarios recogen vidalas, huaynos y zambas del pueblo, y aún las componen reelaborando el material folklórico, para cantar después con guitarra, quena, caja, charango, en reuniones sociales”.

A su juicio, “en Buenos Aires el desfile de gauchos tiene siempre un aire carnavalesco, divertido y artificial, aunque la ocasión sea solemne. En Tucumán, conmueve de veras el espectáculo de centenares de auténticos peones que entran a caballo en la ciudad y desfilan pidiendo mejoras en las condiciones de trabajo…”.