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GREGORIO ARÁOZ DE LA MADRID. Litografía coloreada que se publicó en la primera edición de sus “Memorias”, en 1895.

Habilidades culinarias del famoso militar.


Cocinar estaba entre las muchas habilidades del inefable guerrero tucumano Gregorio Aráoz de La Madrid (1795-1857). Él cuenta en sus “Memorias” que, durante la campaña que mandaba el general Juan Lavalle en el sur de Buenos Aires, todos los oficiales estaban hambrientos. Cerca de Tandil, narra, se encontraron con “unas matas de zapallos y algunos pedazos de carne de vaca que habían dejado colgados los indios”. Además, “un tucumano que había en dicha partida había encontrado dos zapallitos tiernos bastante regulares, guardándolos con un buen pedazo de carne”. Agrega La Madrid: “como tenía mi provisión de grasa dispuesta y condimentada, me dispuse en el momento a sorprender a los dos generales con un buen plato de carbonada, que se usa mucho en nuestros pueblos. Lo preparé al instante, pues era afecto a dichas cosas en campaña”.

Luego, se acercó a los generales Lavalle y Martín Rodríguez, y les dijo: “¿Gustarían los señores generales tomar un buen plato de carbonada con zapallitos tiernos?”. Le contestaron que comerían cualquier cosa, hasta una clavija de hierro; y preguntaron: “¿Pero de dónde diablos va usted a sacar en esta altura lo que nos ofrece?”.

La Madrid hizo una seña al soldado y este se acercó con la carbonada puesta “en una hermosa fuente de madera”. Los generales vieron llegar el plato “saltando de contentos”. Además, La Madrid hizo traer unos panes que tenía guardados, para acompañar debidamente el manjar. “¡Será usted el demonio!”, le dijo Lavalle, riéndose, y añadió: “Por mi vida, que de hoy en adelante, toda vez que salgamos a campaña yo no me arrancho sino con usted, pues nos ha proporcionado un convite tan magnífico que no lo esperábamos en estas alturas”.