Borges admiraba un soneto de Jaimes Freyre
Es conocido que el gran poeta modernista boliviano Ricardo Jaimes Freyre (1868-1933) vivió, enseñó y escribió en Tucumán durante dos décadas. Luego regresó a su país, del que estaba prácticamente exiliado, para ocupar altas posiciones políticas y diplomáticas.
Con su dilecto amigo Rubén Darío fue uno de los renovadores de la poesía en América, a fines del siglo XIX y comienzos del XX. Afirma Enrique Anderson Imbert que “Castalia Bárbara”, su primer libro, en 1897, “fue un laboratorio experimental de ritmos. El ritmo por el ritmo. Combinaba los versos con tal libertad, que su nombre ha quedado asociado a la introducción del ‘verso libre’ en la lengua castellana”
La obra poética de Jaimes Freyre, que consta en “Castalia” y en “Los sueños son vida”, se diseminó también en diarios y revistas de Buenos Aires y de Tucumán. De toda su tarea lírica, ha sobrevivido un soneto, “Siempre”. Jorge Luis Borges, en el prólogo de “La cifra” transcribe sus primeras cuatro estrofas. Las considera “admirable ejemplo de una poesía puramente verbal”, que “no quiere decir nada y, a la manera de la música, dice todo”. Vale la pena rescatar a “Siempre” y su música.
“Peregrina paloma imaginaria/ que enardeces los últimos amores;/ alma de luz, de música y de flores/ peregrina paloma imaginaria./ Vuela sobre la roca solitaria/ que baña el mar glacial de los dolores;/ haya, a tu paso, un haz de resplandores/ sobre la adusta roca solitaria…-/ Vuela sobre la roca solitaria,/ peregrina paloma, ala de nieve,/como divina hostia, ala tan leve/ como un copo de nieve; ala divina/ copo de nieve, lirio, hostia, neblina,/ peregrina paloma imaginaria”…