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SAN PEDRO DE COLALAO. Una de las calles de la villa, registrada en esta foto de 1913.

Crónica del “raid” de audaces conductores


Crónicas de los viejos diarios pueden arrancar sonrisas al lector contemporáneo. Por ejemplo, en LA GACETA del 17 de agosto de 1913, se registraba, como todo un acontecimiento del día anterior, el “raid” a … ¡San Pedro de Colalao! Cuatro automóviles habían partido de la plaza Independencia en la aventura de llegar a esa villa veraniega.

Eran un Buick, dos Fiat y un E.M.F. Tripulaban el primero su dueño, el doctor Marcos Paz Peña, y sus amigos Martín Torres y Germán García Hamilton. En el segundo, Santiago Salvatierra viajaba con Manuel Valdez del Pino, Carlos Sylvester y Enrique Wandeschneider. En el tercero, el doctor Miguel P. Díaz iba acompañado por Fortunato Terribile. En el cuarto, viajaba el doctor Ángel Reolín, con Alfredo Mendilaharzu.

Según la crónica, los excursionistas llegaron a Tapia antes que el tren que corría paralelamente, ya que pudieron “marchar a grandes velocidades”. Pero tuvieron que perder una hora en El Zanjón, entre Tapia y Vipos. Era “una verdadera montaña rusa”. El coche del doctor Reolín no pudo “repechar la enorme cuesta del barranco, que los demás vehículos habían salvado con gran esfuerzo, y retrocedió hasta el fondo de la zanja, desde donde hubo que sacarlo a remolque”. Facilitaron esta operación, con sus cabalgaduras, dos peones enviados por don Julio Terán, “que llegaron providencialmente en el momento necesario”

Terán aguardaba a los excursionistas con la mesa puesta en el comedor de su estancia. Después del almuerzo, arribaron a la villa de Trancas, donde los recibió don Escipión López. Los periodistas tomaron el tren para regresar a la ciudad, mientras “los demás excursionistas seguían, valientemente, viaje a San Pedro de Colalao”, lo que les demandó “tres cuartos de hora escasos de camino”.