Al cerrar la Escuela de Agronomía, en 1876
La Quinta Agronómica de Tucumán tuvo una historia azarosa y en una época estuvo en manos privadas. Fundada en 1871, dependía del Colegio Nacional y se instaló allí una Escuela de Agronomía. Años después, en junio de 1876, una ley del Congreso dispuso suprimir esa dependencia y entregarla al Gobierno de la Provincia, “para que le dé el destino que crea más conveniente, hasta que el país pueda soportar el peso de ensayos tan útiles, pero por desgracia hasta hoy infecundos”, decía la nota del ministro Onésimo Leguizamón.
Entonces, en julio de ese año, el Ejecutivo tucumano resolvió arrendarla por cuatro años a Fermín Ibazeta y Emiliano González. Según el contrato, tenían la obligación de entregarla, a su término, mejorada con “tres cuadras de alfalfa, dos de caña azúcar, cien plantas de durazno, cincuenta higueras y veintiún naranjos”, esto además de “conservar en perfecto estado las plantas existentes, como así también abrir las zanjas que se hallan hoy en muy mal estado”.
Dos años más tarde, Ibazeta y González se presentaban al Gobierno, manifestando que no podían continuar con la explotación. Habían tenido graves problemas: “unas veces por falta de agua de la Acequia del Oeste, para poder salvar nuestras sementeras; otras por las excesivas lluvias del año presente, que no nos ha permitido trabajar por espacio de algunos meses, son inconvenientes para nosotros invencibles”. Proponían que se le rescindiera el contrato y que fuera transferido a Miguel Muruaga bajo las mismas condiciones, salvo que el plazo se extendería por seis años, a contar desde la fecha. El gobierno aceptó el cambio y, por decreto del 4 de mayo de 1878 se acordó la rescisión y el contrato con el nuevo arrendatario, bajo la fianza de don César Mur.