El relato de La Madrid en sus “Memorias”
Es sabido que el 10 de mayo de 1831, en el paraje cordobés de Los Álvarez, el jefe del ejército de la Liga del Interior, general José María Paz, fue capturado por las fuerzas rosistas. No se dio cuenta de que una partida con la que se encontró estaba compuesta por enemigos. Cuando trató de escapar al galope ya era tarde y un certero tiro de boleadoras tumbó su cabalgadura.
El general tucumano Gregorio Aráoz de la Madrid, en sus “Memorias”, narra el suceso. “El pobre general -dice- se engañó y fue presa del enemigo por su poca destreza en el manejo del soberbio caballo que montaba, y por su temeraria delicadeza de que no lo viera su ejército volver huyendo de una partida tan pequeña”.
Cuenta La Madrid que “le habían boleado el caballo casi al frente del centro derecho de donde había estado parada la columna”. De inmediato lo sentaron en ancas del caballo “de Santos Pérez, que mandaba la partida, o no sé si de otro”, y partieron a escape.
Rato después, “lo subieron en pelo en un caballo de tiro, y bien asegurado sobre él, corrieron por los montes hasta ponerlo en manos de la fuerza del gobernador (Estanislao) López al siguiente día”.
La Madrid, con sus hombres, registró el lugar donde esto había sucedido. “En el punto mismo donde lo agarraron y contra el cerco mismo del potrero, habían quedado voladas las tapafundas de las pistoleras del general, que eran de cuero de tigre; probablemente fueron arrancadas sin advertirlo, en la disputa que naturalmente habría sobre cuál agarraba primero las pistolas y el apero. Al fin fueron encontradas dichas tapafundas y conocidas al instante”. Pero, por cierto, La Madrid no halló al prisionero en las cercanías y regresó al campamento.