Los socialistas se opusieron en el Congreso
La Universidad de Tucumán, en su etapa provincial de los comienzos, solicitó la ayuda económica del Congreso de la Nación. En la sesión de Diputados del 20 de diciembre de 1914, Ambrosio Nougués solicitó, en una larga exposición, que se otorgara a la flamante casa un subsidio de 50.000 pesos. Se opuso duramente la bancada socialista (Enrique Dickmann, Antonio de Tomaso y Juan B. Justo). Afirmó Dickmann que Tucumán recibía ya suficientes “dádivas de la Nación” y que cobraba un fuerte impuesto al azúcar, de modo que tenía medios para sostener la Universidad.
Se sucedió un diálogo movido. Francisco J. Oliver, expresó que votaría a favor porque, aunque “ya tenemos bastantes universidades”, en realidad la de Tucumán no era una Universidad sino “un politécnico”. A favor del subsidio estuvieron también Juan J. Atencio, Mariano Demaría (h), Rafael Castillo (este afirmó que no se tardaba de un politécnico sino de una Universidad), Próspero Mena, Mariano de Vedia, José D. Santillán.
Afirmó Vedia que Tucumán invertía 300.000 pesos de su presupuesto para costear la casa, de manera que el subsidio era sólo una ayuda; y recordaba que su rector Juan B. Terán “no goza sueldo, por haberlo renunciado espontáneamente”. Santillán dijo que su voto sería positivo “con todo calor”, ya que se habían votado 200.000 pesos para la Universidad de Buenos Aires. Los grandes discursos, muy aplaudidos, a favor del subsidio, estuvieron a cargo de Vicente C. Gallo y de Melitón Camaño. El ministro de Justicia, Tomás R. Cullen, declaró que se oponía, a pesar de ser “un partidario decidido” de la Universidad tucumana, por razones económicas. Finalmente, los 50.000 pesos fueron aprobados.