Aporte para la lucha contra los invasores
Don José Ignacio de Garmendia, español radicado en Tucumán, a comienzos del siglo XIX tenía sesenta años de edad. Se dedicaba al comercio de artículos de Castilla, según informa Julio P. Ávila en su conocido libro de investigación histórica, “La ciudad arribeña”.
Recuerda este autor que, “en su calidad de patriota español y admirador de su rey”, en 1806 prestó a la corona un señalado favor. “Siendo insuficientes los fondos para costear la expedición de 200 hombres con que Tucumán concurrió a la reconquista de Buenos Aires invadida por los ingleses, Garmendia no sólo se prestó para ser jefe de ella, sino que de su peculio invirtió 3005 pesos, con cargo de reintegro“.
Fueron pasando los años. Hasta la década de 1820, ya terminado hacía mucho el gobierno español, Garmendia no conseguía que “la Real Hacienda primero, y el gobierno revolucionario después, le abonaran la expresada cantidad, no obstante estar reconocido su crédito”.
En su testamento, fechado en 1828, que se conserva en los protocolos del Archivo Histórico, don José Ignacio insertaba unas líneas al respecto. Decía que “la Real Hacienda me debe 3005 pesos, por gastos hechos en la expedición que llevé de aquí para la Reconquista de Buenos Aires en 1806, en virtud de superior orden del Excmo. Señor Virrey y Capitán General, marqués de Sobremonte, cuyas cuenta liquidadas y aprobadas por los Señores Ministros de Salta, las mantuve en mi poder por la imposibilidad de cobrar; hasta que, últimamente, remití a Buenos Aires dichos expedientes, a poder de mi hijo José Ignacio, para que haga la diligencia de cobrar “. No sabemos si alguna vez Garmendia logró que se le reconociera esa suma, que era muy importante en la época en que fue aportada.