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ZENÓN J. SANTILLÁN. El destacado hombre público tucumano, en una fotografía tomada hacia 1890.

En el Senado, al tucumano Zenón Santillán.


Creemos poco conocido el extenso elogio que el célebre doctor Joaquín V. González (1863-1923) pronunció, en la sesión del 12 de setiembre de 1910 del Senado de la Nación, en homenaje al tucumano Zenón J. Santillán. Este había fallecido el 3 de agosto, siendo diputado nacional, y se proponía acordar a su viuda las dietas hasta la terminación del mandato.

González manifestó que adhería “con el mayor placer” a la iniciativa. Dijo que Santillán había sido, dentro del Partido Autonomista Nacional, “uno de los hombres más leales, más honestos y más prestigiosos”. Uno de esos “hombres de prueba, que suelen ser columnas verdadera de las instituciones, no tanto por lo que ellos hubieran producido como obra personal, intelectual o de otro género, sino simplemente por su conducta”.

Consideraba que Santillán integraba ese núcleo de argentinos que “esparcidos en toda la república, mantienen en secreto una vida ignorada, muchas veces injustamente silenciosa, y manteniendo esto que constituye el verdadero timbre de honor de la república: la honestidad colectiva”. Integran una “familia moral” que “se mantiene todavía firme en su conducta honesta y circunspecta y forma escuela para todos los demás”.

Pensaba que “el mejor elogio” que podía hacerse a Santillán, era “recordar sus virtudes privadas, sus condiciones de carácter, aquellas que no se mercadean en la prensa fácilmente, ni en aquellos círculos íntimos que con gran facilidad forman personalidades”.

Como es sabido, Santillán (1849-1910) ocupó destacadas funciones. Fue senador nacional y por dos veces diputado al Congreso, además de ministro y legislador provincial. Ha quedado sobre todo en la historia, su progresista gestión (1896-1901) de intendente municipal de Tucumán.