La hizo fundir Francisco P. Moreno en 1913.
Ada María Elflein narraba que, cuando visitó Tucumán en 1913, pidió a un cochero que la llevase “al Campo de las Carreras”, teatro de la famosa batalla donde triunfó Belgrano sobre los realistas en 1812. El cochero se excusó diciéndole: “no soy de aquí”. Preguntó a otras personas sin éxito, hasta que, al fin, alguien la condujo a la plaza Belgrano. Pero quería más precisiones y no las obtuvo. Un “conocedor de antigüedades” le aconsejó consultar el archivo de Tribunales: recordaba un expediente de demanda por los incendios que produjeron, en un trigal, los tacos de balas que fueron disparadas durante aquel combate.
La escritora envió entonces una carta al doctor Francisco P. Moreno, narrando su experiencia. Según una nota de “La Prensa” del 20 de septiembre de 1913, Moreno se ocupó de inmediato del asunto. Hizo fundir una placa de bronce para colocarla en la plaza Belgrano. La pieza mostraba “una pica, situada en medio de un bosque de laureles, que lleva fijada una plancha con la leyenda: ‘Aquí se libró la batalla de Tucumán el XXIV de Septiembre de MDCCCXII’. En el borde inferior, llevaba la leyenda: “La obra de la Patria”.
El doctor Moreno, informaba el diario, “se embarcará mañana con destino a Tucumán, al frente de una cuadrilla de ‘boy scouts’, los que harán la base de mampostería donde quedará fijada la placa. Todo esto estará terminado para el próximo 101 aniversario de la acción histórica”.
Comentaba “La Prensa” que “los viajeros argentinos y extranjeros que se detengan al pie de esa placa, sabrán, desde hoy para siempre, que pisan el campo sagrado donde jugaron nuestros padres los destinos de la libertad americana en una hora incierta y dolorosa, y evocarán, mirando a todos los rumbos, los episodios gloriosos”.