Fue presentado por el doctor Alberto Rougés.
En octubre de 1916, disertó en nuestra Sociedad Sarmiento el célebre pensador español José Ortega y Gasset (1883-1955). Lo presentó el doctor Alberto Rougés (1880-1945) con conceptos memorables. “¿Pero, quién es ese héroe del pensamiento, ante cuya presencia la realidad que nos circunda va a volverse un ineludible, un angustioso problema?”, preguntaba.
“¿Quién es ese que tiene el terrible poder de turbar el reposo profundo de las cosas, de poner en peligro la prístina afirmación del mundo sensible? Sé decir de él que, para acercarse a su meta, ha debido, como el paladín invicto de la selva encantada en el poema del Tasso, atravesar lo aparente sin inmutarse. Su meta es la recóndita, la inquietante profundidad: más allá la realidad vulgar inteligible y maravillosamente matizada; mas allá aun de la realidad científica, sin matices, monótona, cuantitativa, calculable; más allá todavía de los principios, de las categorías, donde, a veces, naufragando en el caos, el pensador padece, mártir de la luz, el horrible suplicio de sentir sobre sus hombros un mundo y bajo sus pies un abismo”.
Seguía. “Más allá todavía: su meta es la realidad filosófica, conciencia, espíritu, continuo psíquico, continuo material, flujo eterno, representación, perspectiva”. La “sutil realidad filosófica donde se desvanecen las contradicciones que llevan hacia ella, aguijonéandolo, el pensamiento, y donde tal vez intuye este, en divino reposo, la profunda armonía del universo”. Al final, inquiría otra vez: “¿Quién es este héroe del pensamiento?”. Y se respondía. “Mi respuesta será la de Teodoro en El Sofista: ‘Si no creo ver en él un Dios, lo tengo al menos por divino, porque los filósofos son para mí hombres divinos’. Eso, pues, eso que en los países de habla castellana es un prodigio y que en todos los países es algo extraordinario, eso, un filósofo, eso es don José Ortega y Gasset”.