Planeaba una gran quinta para San Juan
La correspondencia entre Domingo Faustino Sarmiento y su dilecto amigo de Tucumán, don José “Pepe” Posse (editada) en dos tomos por el Museo Sarmiento), no solamente tenía como tema habitual la vida política de aquellos años. Ambos soñaban, también, con obras públicas y con empresas diversas. Una larga misiva de Sarmiento desde la población chilena de Yungay, fechada el 15 de noviembre de 1854, es una buena muestra en ese sentido.
El sanjuanino reclamaba a Posse que los tucumanos “hacen alarde de descuidar toda cosa que se les encarga, creyendo excusada y superflua atención cumplir con un encargo”; esto a pesar de que “muy grandes servicios pueden hacerse a los compatriotas con pequeñísimos y prolíficos cuidados”. Seguía: “¿Sabes que he fundado en Mendoza, contra la voluntad de todo el mundo, una Quinta Normal que cuenta ya con millares de plantas de todas las variedades de bosques de Europa y las principales de Tucumán? Si lo ignoras, es porque los mendocinos no lo saben tampoco”.
Quería armar algo parecido en San Juan. Para eso, encargaba a don “Pepe” que “llegada la estación, me acopies en grandes cantidades (los gastos serán abonados) semillas de cebil, pacará, cedro, nogal y demás plantas de maderas, consultando las de más fácil crecimiento, las de adorno, las que puedan servir para cercos, etcétera. De San Juan irá alguno encargado de conducirlas”.
Le recomendaba: “pero pon cuidado en esto. Así que el amor a la política y las frases de esponja paren un poco, podrán formarse sociedades de aclimatación que se correspondan de unas provincias a otras, y tendrá pábulo entonces el buen sentido que se ejercita hoy”.