Groussac conoció su obra en nuestra Normal
Paul Groussac (1848-1929) pudo conocer personalmente en París, en su viaje de 1883, al famoso escritor Alphonse Daudet (1840-1897), príncipe de la literatura francesa en la segunda mitad del siglo XIX. Llegaron a ser estrechos amigos. Pero el primer contacto de Groussac con la obra de Daudet se había producido dos años antes, en Tucumán. Era director de nuestra Escuela Normal, cuya biblioteca recibía regularmente algunas revistas extranjeras. Cuenta que “un día del tibio y perfumado invierno tucumano, que es su real primavera, en julio del 81, nos llegó ‘L’Illustration’ con los primeros capítulos del ‘Numa Roumestan’ de Daudet”.
En ese momento, Groussac no conocía, de ese escritor, “sino algunos cuentos, fragmentos de ‘Jack’: los primeros me habían parecido encantadores, los segundos, algo monócromos y renovados de ‘David Copperfield’. Hice traer y absorbí la obra entera, prosa, versos, novelas, cuentos, teatro. Extraje de la ‘Galería Contemporánea’ y puse en un marco elegante, bien a la vista, la gran fotografía de Goupil, en que aparece Daudet joven, elegante, hermoso y apuesto como trovador favorito de la reina Juana: tal como lo soñaba entonces y casi lo encontré en París pocos años después…”
Recordaba con nostalgia que “me conquistó e hizo suyo desde la primera hora y por mucho tiempo, por todo el periodo de influencia y tutelaje, que para otros abarca la vida entera”. Claro que en él, dirá en 1897, “no fue tan largo el avasallamiento: hace tiempo que se consumó mi emancipación absoluta, no sólo de Daudet, sino de otras autoridades más altas y legítimas”. Pero comprobaba, por encima de los años, “que la admiración y el afecto han sobrevivido a los entusiasmos juveniles”.