Su ida a Tucumán y las reservas de Ortega.
Es conocido que el destacado filósofo español Manuel García Morente (1888-1942) vivió en Tucumán y enseñó en la UNT desde julio de 1937 a mayo de 1938. Recuerda Ramón Leoni Pinto que actuó en la época en que eran docentes Silvio Frondizi, Risieri Frondizi y Rodolfo Mondolfo, mientras, desde la Sarmiento animaba la cultura el grupo “Septentrión”, con Alfredo Coviello a su frente. En la quinta serie de sus “Testimonios”, que abarca 1950-1957, Victoria Ocampo recuerda que García Morente era discípulo de José Ortega y Gasset, “aunque de su misma edad”, e incluye párrafos de la correspondencia que intercambiaron.
Escribe que “cuando le dan dos cátedras a García Morente en Tucumán, donde van a crear una Facultad de Filosofía y Letras, Ortega siente profundo contento. Piensa que puede hacer allí ‘una labor formidable de organización’. La nueva Facultad de Madrid le debe todo”. Respecto a esa casa, agregaba Ortega y Gasset que, “ahora que no existe, me atrevo a decir que era una verdadera maravilla, en ciertos respectos, algo hoy sin par en todo el mundo”.
Sin embargo, el filósofo mira con inquietud la próxima etapa de García Morente en Tucumán. Tiene miedo, dice Victoria Ocampo, “de que su discípulo tope con algunas dificultades en nuestro país, porque, aunque enérgico, es demasiado bueno e ingenuo. Y aquí una frase que no puedo dejar de citar, pues viene al caso: ‘manejar criollos no es cosa fácil’. Nosotros, mejor que Ortega, hemos aprendido a saber hasta qué punto”.
En Tucumán, García Morente dictó clases de Filosofía, Psicología, Gnoseología y Metafísica. Dio conferencias en el Colegio Nacional, ante la sala colmada. Esas disertaciones, de las cuales se tomaron apuntes taquigráficos, se imprimirían luego con el título “Lecciones preliminares de Filosofía”. No se ignora que se convirtieron en un libro justamente famoso, que se reeditó varias veces desde entonces.