Imagen destacada
CIUDAD DE CONCEPCIÓN. Una fotografía de la plaza en 1916, publicada en el “Álbum del Centenario”.

Para Padilla, el cargo debía seguir gratuito


El 9 de noviembre de 1908, desde Buenos Aires, el diputado nacional Ernesto Padilla enviaba una carta -inédita hasta hoy- al gobernador de Tucumán, ingeniero Luis F. Nougués. Lo alarmaba que, en la Legislatura, tuviera media sanción una norma que incluía a la Municipalidad de Concepción entre las que podían pagar un sueldo al Intendente.

“No sé qué razón habrá invocado el Senado, pero creo que no habrá tenido en cuenta el sentimiento sincero de los miembros más caracterizados de aquel municipio, que han conseguido hacer un modelo de administración local, precisamente merced a la clausura prohibitiva de la ley de creación de esa Municipalidad”, decía Padilla.

Pensaba que existía “una razón fundamental de gobierno para amparar ese pedido. Con esa cláusula legal ha nacido la Municipalidad; con ella ha crecido y va consolidándose, de manera que obran en su favor la tradición y el éxito alcanzados, fuera del consenso público que la prestigia”. Apuntaba que la cláusula constitucional “ha tenido en vista el ejemplo que daba Concepción, y es por eso que fue adoptada en la forma actual. Es este antecedente el que no puede olvidarse al dictar la ley”.

Añadía que “en el terreno práctico, hay mucho que temer de la modificación. El puesto de Intendente va a ser buscado como un puesto lucrativo, y dejará de ser la buena escuela y el buen ejemplo que han mostrado Haimes, Shipton, etcétera.” Por otro lado, el presupuesto de Concepción ronda los 17.000 pesos: el sueldo de 150 por mes al Intendente, consume el 10 por ciento de su renta. “¿Por qué no dejar las cosas como están y dejar que quede ese caso especial, tan honroso como digno de ser imitado? ¿Por qué suscitar la decadencia o la incertidumbre para una institución que va marchando tan bien y tan seguramente?”