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CARLOS COSSIO. El destacado tucumano, filósofo del Derecho, en una fotografía de 1949.

Un elogio del luego célebre Carlos Cossio.


El entonces joven tucumano Carlos Cossio (1903-1987), destinado a adquirir nombradía internacional en la filosofía jurídica, publica en 1927 su tesis doctoral, “La Reforma Universitaria o el problema de la Nueva Generación”. Dedica tres páginas a “la significación de la Universidad de Tucumán” que, dice, “es obra del espíritu singular de Juan B. Terán”. Lo considera, en varios puntos, sucesor de Joaquín V. González.

Afirma que “Terán es el hombre que ha nacido en su hora. Ningún pensador argentino representa como él, de modo tan multiforme y completo, el choque de fuerzas contrarias del momento actual, desde el gusto artístico hasta la concepción jurídica, desde la perspectiva pedagógica hasta la posición filosófica. Cuando se haga la historia de las ideas argentinas y se quiera señalar la curva donde las direcciones divergentes del pasado y del porvenir encuentran su continuidad, sin caer por completo ella misma en una u otra perspectiva, el nombre de Terán dará la pauta”.

En su concepto, la casa tucumana se hallaba “con el pie derecho en la Vieja Universidad y el izquierdo en la Nueva”. Es “negativamente la Vieja Universidad y es también negativamente la Nueva”, explica. Reconoce haber tomado su inspiración de La Plata, pero “sobrepasa en varios aspectos” el grado de desarrollo que en La Plata han tenido las nuevas instituciones. Con ejemplos, muestra que, en su evolución, es “el punto más alejado del modelo clásico de nuestra Vieja Universidad”.

Piensa que en la casa de Tucumán hay “una idea de carácter revolucionario, en lo que se refiere la función social de la Universidad, que no encontramos en ningún otro órgano de enseñanza superior del país antes de 1918”.