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JORGE VOGT. Con galera y gran barba, en el ingenio La Florida, entre el general Colmar von der Goltz y el gobernador José Frías Silva, en junio de 1910.

Fue fundador de una Escuela Alemana local


Entre la escasa colectividad alemana con que contaba Tucumán a comienzos del siglo XX, una figura muy representativa fue don Jorge Vogt. Merecen rescatarse los pocos datos que se tienen de este caballero germano, que estaba rodeado de considerable relieve. Era nacido en Fráncfort, y vino muy joven a la Argentina, con sus estudios completos, cuando empezaba la centuria.

Lo empleó el muy prestigioso Banco Alemán Transatlántico. Era una filial del Deutsche Ueberseeische Bank, de Berlín, que operaba en Buenos Aires desde 1887. Vogt ascendió rápidamente, y en 1906 ya se desempeñaba como tesorero de la institución, que ese año decidió fundar una sucursal en San Miguel de Tucumán.

Vogt vino así a nuestra ciudad, como gerente de la nueva casa. Ella estaba ubicada en el local de una sola planta de calle Las Heras (hoy San Martín) con la numeración 736. Lindaba por el oeste con el gran edificio de dos pisos del Hotel “París”, de E. Chauvet. Primero la sucursal alquilaba el inmueble y más tarde lo compró. El recién llegado se vinculó ampliamente, y se casó con una dama tucumana, doña Ricarda Padilla.

En 1908, Vogt fue nombrado cónsul de Alemania en nuestra capital, y en 1914, cónsul de Austria-Hungría. Resuelto a difundir el idioma y la cultura de su tierra, fundó la Escuela Alemana de Tucumán, institución de la que fue presidente y que brindó señalados servicios a sus connacionales. Don Jorge Vogt falleció en esta capital el 22 de noviembre de 1915.

La importante nota necrológica que le dedicó LA GACETA, lo calificaba como “un hombre bueno, un caballero a carta cabal”, y subrayaba que “no sólo la colonia alemana radicada entre nosotros, sino la sociedad toda, sin distinción de nacionalidades, estimaban al señor Vogt en la medida de sus altos merecimientos”.