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JOSÉ LUCAS PENNA. De traje oscuro, en una comida de 1934, junto a Ramón Paz Posse. En primer plano, el ingeniero José María Paz.

Los conceptos del doctor José Lucas Penna.


El doctor José Lucas Penna (1886-1934) jurisconsulto y magistrado, intelectual y político de destacada actuación, fue una figura muy distinguida de Tucumán, durante las primeras décadas del siglo que pasó. No resultó extraño, entonces, que el diario “El Orden”, en 1920, pidiera su respuesta en el cuestionario titulado “La actualidad tucumana a juicio de cinco hombres jóvenes e inteligentes”. Los otros encuestados eran los doctores Juan B. Terán, Adolfo Piossek, Ricardo Bascary y Roberto J. Ponssa.

Una de las preguntas era: “¿por qué en Tucumán, con tan abundante número de intelectuales, escasean las manifestaciones públicas de intelectualidad?”. Consignemos la respuesta de Penna.

“Preguntarse por qué, si abundando los intelectuales, escasean las manifestaciones de intelectualidad, me parece igual que preguntar si por qué, abundando los naranjos, serían escasas las naranjas. Lógicamente, debería contestarse a la segunda pregunta: porque los naranjos no sirven. En forma semejante debería contestarse a la primera”, dijo.

“Pero es que la pregunta contiene a la vez un optimismo y un pesimismo excesivos. No es tan ‘abundante’ el número de intelectuales, ni ‘escasean’ tanto las manifestaciones de intelectualidad. Tenemos lo que corresponde a este pueblo tan joven y que vive tan lejos del mar”.

Aludiendo a Miguel Lillo y a Juan B. Terán, agregaba: “Un sabio naturalista investiga en la soledad mientras la fama, a su pesar, lo acosa; algún educacionista pensador funda una casa de estudio y le consagra su vida, y dos o tres poetas nos ayudan a olvidar un instante las muchas cosas malas que tenemos que soportar o hacer”.