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JUAN FACUNDO QUIROGA. El caudillo riojano en un excelente retrato al óleo de Alphonse Fermepin.

Exacciones y desbordes, según Juan B. Terán


El 4 de noviembre de 1831 tuvo lugar la batalla de La Ciudadela. Allí, las fuerzas de Gregorio Aráoz de la Madrid se enfrentaron con las de Juan Facundo Quiroga. En “Tucumán y del norte argentino”, Juan B. Terán recuerda que se desarrolló “en el mismo campo donde se vieron al frente españoles y argentinos el año 12. Quiroga ocupa aproximadamente la posición de Tristán y la Madrid la de Belgrano. No puede describirse la acción porque no hubo batalla; peleó la Madrid como siempre. Eso es todo”.

Apunta Terán que estaba vencido antes del combate, ya que “ninguno de los jefes, ni López, ni Pedernera, ni Castillo, cooperaron”. Luego del triunfo, Quiroga entra en Tucumán. “Trata de pagarse cumplidamente los gastos de la guerra. No era tarea fácil en la miseria de aquella población que soportaba varios años de requisas terribles”. No habría dinero, “pero había ropa, muebles que se venden en la plaza pública y vajilla, basta pero maciza, de plata, que puede transportarse”. Consta que, en enero de 1832, dio al edecán Andrés Seguí pasaportes para 129 carretas que “pasan a Buenos Aires”. Se llevó también caballos y vacas.

Además, Quiroga “ejecuta 33 oficiales en la misma ciudad para impresionar. Después se divierte: asusta para reírse, o se dedica a enlazar caballos en la plaza; a vender él mismo el producto de su saqueo. Los escrúpulos no pueden ser graves, pues ha comenzado por purgarse la conciencia derogando el empréstito de 10.000 pesos impuesto a los conventos”. Rehúsa la papelería: “Proceda por sí -le dice al ministro contador respondiendo una consulta- y absténgase en lo sucesivo de consultas”. Advierte Terán que Quiroga “no ha dejado una sola línea en los archivos de la provincia. El investigador estaría tentado de tener por una siesta tucumana esta laguna de dos meses: noviembre 4 a enero 14…”