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Ingenio con pocos datos


Entre los ingenios que existieron en Tucumán en el siglo XIX, hay algunos de los cuales no queda rastro alguno. Es el caso del que fue propiedad de don Felipe Bernan (1830-1908), un norteamericano de Nuevo México que pasó la mayor parte de su vida instalado en el sur de nuestra provincia. Alguna vez nos hemos ocupado de su vida y obra.

No escaparon, a los proyectos empresarios de Bernan, las posibilidades de la industria azucarera. Así fue como en 1882 -o según algunos en 1880- en el paraje conocido como Los Vega, a una legua de la Villa de Medinas y a una legua de Concepción, instaló una fábrica de azúcar. La bautizó “San Felipe de Los Vega”. Estaba ubicada en el punto llamado San Ramón. Algunos dicen que al comienzo funcionó allí un molino de su propiedad, al que luego trasformó en ingenio.

Rodeado por un terreno de 175 hectáreas, de las cuales 60 estaban plantadas con caña, era de los denominados “ingenios chicos” de Tucumán. Lo servía “un hermoso acueducto que trae abundante líquido para el riego”, y contaba con “veinte carros para servicio de la casa, 150 animales y un número considerable de peones”. Así lo describía la “Estadística Gráfica de la Exposición de Chicago”, de 1892.

Ese libro publicaba un gran dibujo coloreado de sus instalaciones. Pintaba a Bernan como “extranjero activo, inteligente y laborioso”, dueño de “otras importantes propiedades en Medinas, y varias casas en aquella villa”. Era la época en que “San Felipe de Los Vega” producía 30.000 arrobas de azúcar y 36.000 litros de alcohol al año. Molió hasta 1897, inclusive. Hoy, no sabemos que quede vestigio alguno de esa fábrica, sobre la cual hay tan pocos datos.