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MANUEL DORREGO. El Congreso no aprobó la pena capital que le aplicaba el Director Supremo

De gastos secretos y para ejecución secreta.


No celebró sesión el Soberano Congreso el 6 de diciembre de 1816. Sí lo hizo el 4, oportunidad en la cual autorizó al Director Supremo, a su pedido, para disponer hasta de 30.000 pesos anuales ”para gastos secretos que deban ejecutarse secretamente”. También ese día, por solicitud de Tomás de Anchorena, se leyeron los documentos enviados por el Director sobre la sanción al coronel Manuel Dorrego.

Sucedía que Dorrego, desde las columnas de “Crónica Argentina”, había lanzado violentas imputaciones contra el Director Supremo Juan Martín de Pueyrredón. Este ordenó detenerlo (15 de noviembre) y lo desterró, en un decreto fundado “en la insubordinación y altanería con que el coronel Dorrego ha manchado sus servicios en la carrera militar”.

Fue embarcado en el navío “25 de Mayo” y trasbordado luego a la goleta “Congreso”, que partió a la isla de Santo Domingo. Así dio comienzo la serie de peripecias que mantuvieron al coronel fuera del país hasta abril de 1820, tras haber permanecido en Cuba, en Jamaica (como prisionero de los ingleses) y finalmente en los Estados Unidos.

En realidad, Pueyrredón inicialmente lo había condenado a muerte. Pero, en la sesión secreta del 5 de diciembre, el Congreso consideró, dice el acta, que “esa pena capital carece de los requisitos imprescindibles que para tales casos prescriben las leyes de la seguridad individual, en que los pueblos justamente interesados manifiestan un celo siempre despierto y temible en medio de su actual vidriosidad”. En consecuencia resolvió que ”no podía aprobarla”, y así lo haría saber al Director Supremo, por medio de un oficio reservado.