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JOSÉ IGNACIO THAMES. El escribano de Salta certificaba una firma que el diputado no estampó.

Problema de la firma del diputado Thames.


En la sesión del Congreso del 25 de noviembre de 1816, el diputado por Salta, Mariano Boedo, presentó un oficio del gobernador interino de esa ciudad. Enviaba testimonio del acta de una reunión con el Cabildo y la Junta Electoral. Allí se había resuelto que Salta retiraría sus diputados del Congreso, en el caso de no admitirse al tercero de sus representantes electos, que era el coronel José Moldes. Como se sabe, era un tema que venía agitándose desde tiempo atrás y sin solución.

La crónica de “El Redactor” hacía notar los problemas en danza. El documento de referencia venía firmado por apenas 11 personas, cantidad demasiado pequeña para una jurisdicción con 3 diputados. Además, en el acta de la elección de Moldes y en el certificado sobre su contenido que emitió el escribano salteño Molina, aparecía el diputado por Tucumán, doctor José Ignacio Thames, como firmante, cuando en realidad no había firmado. Además, se lo tachaba de haber planteado acusación criminal contra Moldes, como recurso para no se lo pudiera incorporar al Congreso.

Thames replicó que “jamás se había opuesto a la incorporación de Moldes y, lejos de haberle acusado, ni una sola palabra había proferido en este asunto, como le constaba a la sala”, expresa la crónica. Estaba también el problema, decía “El Redactor”, de aquella conducta del escribano, quien “abusando de su empleo y faltando a la fe pública, transcribió en el acta de la elección de los diputados la firma que no estaba en el original”. Después, había dado un certificado, que Thames descalificaba por “equivocado y absolutamente falso”. A juicio de Pedro Medrano, esto “sólo conducía a probar la criminalidad en que él mismo (Molina) se complica, dando un testimonio de su infidencia en lo más delicado de su oficio”.