Varias mociones y una propuesta sobre veto
No celebró sesión, el 21 de noviembre de 1816, el Soberano Congreso. Pero se reunió largamente el día anterior, para continuar revisando el Reglamento. El diputado Tomás de Anchorena presentó seis mociones. En la primera, pidió que se fijaran las bases para establecer las contribuciones destinadas a “las atenciones generales del Estado”. Debían fijarse en proporción a “la población representable en Congreso” y administrarse por caja separada las de cada pueblo. El sobrante que tuvieran, podría usarse para hacer empréstitos a las otras provincias, en condiciones moderadas, “a satisfacción de los respectivos Cabildos”, asociados con vecinos nativos del lugar.
La segunda, proponía que el Director Supremo no ejercite autoridad directa sobre cada pueblo, sino que gobierne en todos “por medio de sus respectivos jefes de provincia”. La tercera, proponía que se detallaran las atribuciones del Director para contener el orden, considerando que no tenían igual naturaleza “la precaución del mal, que su remedio después de haber sobrevenido”.
La cuarta, que se detallaran las atribuciones competentes en iguales casos a los gobernadores, y sobre todo los casos en que podían abrir la correspondencia particular. La quinta, solicitaba que se excluyera a los gobernadores y sus tenientes, de la presidencia de los Cabildos, porque permitirlo “ataca la libertad” de estos y excita “la formación de facciones”. Finalmente, la sexta pedía que, en un artículo expreso, se ordenase al Director que las milicias cívicas estén armadas y municionadas, además de varios otros recaudos sobre la estructura de las mismas. Por parte, Darregueyra mocionó, que hasta que se tenga una Constitución, se conceda al Poder Ejecutivo la facultad del veto sobre la legislación que se sancione.