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LA COMPOSICIÓN PREMIADA. Portada del folleto donde se imprimió “Tucumán”, de Damián P. Garat LA GACETA / ARCHIVO

En los Juegos Florales tucumanos de 1897.


Como lo hemos recordado otras veces, los “Juegos Florales”, como se denominaban los certámenes de literatura, constituían sonadas fiestas en el Tucumán de fines del siglo XIX y comienzos del XX. Pero el concurso de 1897, organizado por la Sociedad Sarmuiento, trajo aparejadas complicaciones. La ceremonia se desarrolló la noche del 12 de octubre, ante el público que colmaba el Teatro Belgrano. Tras ejecutarse la sinfonía de “La Companone”, habló el doctor Adán Quiroga, presidente de un jurado que integraban el doctor Manuel Ávila Méndez, Emilio Carmona, Ricardo Mendioroz y, como secretario con voz y voto, el flamante doctor Ernesto Padilla.

El primer premio, de medalla de oro, se adjudicó al poema “Tucumán”. Abierto el sobre del seudónimo “Arad hondo”, se supo que el autor era Damián P. Garat. Al día siguiente, en “El Orden” y en “La Provincia”, aparecieron críticas al texto premiado, firmadas por Alberto Noir y por Paulino Rodríguez Marquina. Esta última molestó a Garat, quien la replicó en una violenta “Carta abierta”.

Rodríguez Marquina se consideró ofendido por la misiva que, sostenía, le hacía imputaciones. Resolvió retar a duelo a Garat, enviándole como padrinos a Matías Salazar y Alberto Lacabera. A su vez, el poeta designó representantes al ingeniero José Mariño y al doctor Martín S. Berho.

Como los padrinos no se pusieron de acuerdo, el desafío se sometió a un tribunal de honor, que formaron los doctores Federico Helguera y Román F. Torres. Estos dictaminaron dando la razón a Rodríguez Marquina. El fallo fue aceptado por Garat, quien declaró que daba por no escrita su “Carta abierta”.