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MANUEL BELGRANO. El jefe del Ejército del Norte sopesaba los pro y los contra de operar en Córdoba.

Criterio de Belgrano sobre el caso Córdoba


El 3 de noviembre de 1816, el Congreso de las Provincias Unidas inició una sesión pública. Pronto fue suspendida para llevar a cabo una secreta, cuando se recibió un oficio con la calificación de “reservado” que firmaba el jefe del Ejército del Norte, general Manuel Belgrano. Se refería, como era habitual en los últimos tiempos, a los graves problemas suscitados en la ciudad y provincia de Córdoba.

Como se sabe, desde fines de agosto, en esa jurisdicción no cesaban los trastornos, encabezados por el artiguista Juan Pablo Bulnes. Este se había enfrentado en armas primero con el gobernador José Javier Díaz, y luego con su reemplazante, Ambrosio Funes. Tales sucesos mantenían a la ciudad en estado de convulsión permanente. Era algo que no sólo preocupaba al Directorio, al Congreso y al Ejército del Norte, sino también al titular del Ejército de los Andes, general José de San Martín.

En la sesión secreta, se leyó el oficio de Belgrano. Según el acta respectiva, el general empezaba devolviendo las comunicaciones del gobierno de Córdoba, que le daban “cuenta instruida del estado de insubordinación de las tropas del insurgente Bulnes y las fatales consecuencias que teme”.

Belgrano aseguraba “que el mal será cortado oportunamente; que no es por fría indiferencia que no se le ve obrar, sino porque calcula, medita y pesa los inconvenientes” de una intervención armada en la revoltosa provincia. Manifestaba que había dado cuenta al Director Supremo, brigadier Juan Martín de Pueyrredón, de sus consideraciones. Ahora, “esperaba su contestación para obrar de acuerdo con él, y no contrariar las medidas que Su Excelencia tomará indefectiblemente”.