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PEDRO MEDRANO. Opinaba que la futura mudanza del Congreso debía tratarse a puertas cerradas.

Passo dijo que el tema no debía ser secreto


No se reunió el Soberano Congreso el 24 de setiembre de 1816. Pero el día anterior, cuando en sesión pública se estaba tratando el traslado del cuerpo a Buenos Aires, el diputado Pedro Medrano mocionó que se pasase a una secreta. Esta se inició una vez despejada la barra del público que asistía a las deliberaciones.

Mudar la sede de San Miguel de Tucumán a Buenos Aires, era una medida grave e importante, y a eso quería referirse Medrano a puertas cerradas. Dijo que “debiendo ser la razón fundamental de la traslación del Congreso, la indudable dificultad de poder resolver sin perjuicio del Estado, con los conocimientos y aciertos necesarios, las negociaciones pendientes con la Corte del Brasil, a tanta distancia de la capital”.

Y esto “en medio de las demoras y riesgo a que están expuestas las comunicaciones en razón del estado convulso de Córdoba y de Santa Fe”. Todas esas razones expuestas, aducía Medrano, debían ser tenidas presentes por los diputados: eran “delicadas consideraciones” que no debían debatirse en público. Igualmente -dice el acta- “expuso no parecerle decoroso tratar, en presencia del pueblo, los medios para realizar la traslación”. Informó además que, para costear la mudanza, “había un comerciante que ofrecía prestar el dinero que fuese necesario”.

A esta altura, intervino Juan José Passo. Dijo que, “para que el pueblo no se alarmase, como era de temer en las circunstancias, convendría continuar la sesión en público”, como efectivamente se hizo. Expresa el acta que “terminando la (sesión) secreta, se abrieron las puertas de la sala”.