El Congreso nombró varias nuevas comisiones.
El gobernador de Tucumán, coronel Bernabé Aráoz, en un oficio al Congreso, transcribió el aviso enviado por el comandante de Concepción de Abipones, sobre “el amago de una revolución en aquella frontera”. Así se inició la sesión del 20 de septiembre de 1816. Se acordó contestarle que tomase las providencias para atajar el problema, poniéndose de acuerdo con el general Belgrano.
Luego, se nombró una comisión para instruir el proceso sobre el asalto al mensajero Cayetano Grimau y Gálvez y robo de la correspondencia que conducía. Quedó integrada por los diputados José Darragueyra, Teodoro Sánchez de Bustamante, José Malavia, Francisco de Laprida y Mariano Boedo, con Esteban Agustín Gascón como fiscal. De inmediato, Darragueyra dijo que se lo excusase, dado que Cabrera le había imputado estar prevenido contra Miguel Calixto del Corro, comprometido en el hecho. Pero se observó que el mismo Cabrera había votado su nombre para miembro de la comisión, de manera que no había motivo para excusarse de integrarla.
Luego, se nombraron otras dos comisiones. Una para proyectar resoluciones sobre “todos los recursos de particulares pendientes”. La formarían Felipe Iriarte, Pedro Ignacio Rivera y Tomás Godoy Cruz. La otra, compuesta por Antonio Sáenz, José Mariano Serrano y Cayetano Rodríguez, se encargaría de revisar las deliberaciones de la asamblea anterior (o sea la 1813), “meditándolas y formando de ellas una especie de cuerpo de legislación, o de materias ordenadas, que puedan dar luz y servir a algunos objetos importantes”, según la crónica de “El Redactor”.