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FLORENCIO TERRADA. Tumba, en la Recoleta, del enviado público ante Lecor. El privado era don Miguel Irigoyen.

Instrucciones reservadas y “reservadísimas”


El 5 de septiembre de 1816 el Congreso tuvo sesión secreta. Pero la importante fue la secreta del día 4, muy extensa, sobre las instrucciones para los enviados ante Carlos Federico Lecor, jefe de la invasión portuguesa a la Banda Oriental. Los enviados serían el coronel Florencio Terrada, con carácter público, y Miguel Irigoyen, como privado. En la sesión se les fijaron instrucciones “reservadas” y otras “reservadísimas”.

Los comisionados conversarían sobre la base de la libertad e independencia de las provincias representadas en el Congreso. Buscarían disipar las impresiones sobre el “desorden” del país. Tratarían de lograr un manifiesto público de Lecor, donde declarase no tener pretensiones sobre la Banda Oriental: si querían reducirla al orden, de ninguna manera podrían apoderarse de Entre Ríos.

Manifestarían que, “a pesar de la exaltación de las ideas democráticas”, los pueblos estaban “dispuestos a un sistema monárquico constitucional, bajo las bases de la Constitución inglesa acomodada a las circunstancias”. Propondrían a Brasil declararse protector de nuestra independencia, “restableciendo la casa de los Incas y enlazándola con la de Braganza”. O pedir la coronación de un infante del Brasil, o de otro país excepto España, para que “enlazándolo con algunas de la infantas del Brasil, gobierne este país bajo una Constitución que deberá presentar ante este Congreso”.

Las “reservadísimas” decían que, si se les exigiere que estas provincias se incorporen al Brasil, “se opondrán abiertamente”. Pero si hubiera insistencia, indicarán, “como sugerencia personal”, que “formando un Estado distinto del Brasil”, reconocerían como monarca al de aquel país, “pero bajo una Constitución que le presentará este Congreso”.