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EL SALÓN DE LA JURA. Tenía este aspecto hacia la época en que lanzó su áspero juicio la "Guía" de Rodríguez Marquina LA GACETA / ARCHIVO

Tajante comentario de Rodríguez Marquina


En la “Guía General de Tucumán y su provincia” de Paulino Rodríguez Marquina, editada en 1901, hay juicios tajantes. Por ejemplo, al hablar de nuestros edificios históricos, dice: “que merezca el nombre de tal, no existe más que un resto de la Casa donde se celebró el Congreso de 1816 y declaró la Independencia Nacional”.

Apunta que “hace tiempo que ha sido demolida, para construirse en el solar las oficinas de Correos y Telégrafos; y no sabemos por qué milagro se salvó la sala de sesiones, que al paso que va no tardará en desaparecer, sin que queden de ella más que la tierra de las paredes y algunas maderas”.

Añade que “hace mucho tiempo que la prensa y todo el pueblo de Tucumán vienen levantando su voz pareja para pedir la restauración del histórico edificio”. Pero todo esto “se pierde en el espacio y, cuando más, algún diario de la Capital, deseoso de noticias de efecto, dedica algunas líneas a repetir lo que se dice en Tucumán”.

Aseguraba que “no pasa año sin que visite la casa algún magnate de los que rigen los destinos de la Nación, o algún representante de alguna provincia, de esos que se lanzan tierra adentro en gira de placer, y prometa y asegure su restauración”.

Tampoco “han faltado ingenieros que vengan a levantar planos, ni Congresos que voten sumas que después, so pretexto de economías, son suprimidas”. Así las cosas, “lo cierto es que la Casa Histórica va poco a poco desapareciendo, porque los temporales, que no entienden de reliquias, se encargan de alivianar a la metrópoli de esa pesadilla con que la abruman los ‘pedigüeños’ tucumanos”.