Imagen destacada
MANUEL JOSÉ GARCÍA. Sus gestiones en Río de Janeiro tenían muy preocupados a los diputados.

Exigía “profunda meditación” del Congreso.


Según “El Redactor”, las sesiones del Soberano Congreso de los días 26 y 27 de agosto de 1816, “fueron destinadas a la discusión de un asunto grave y de reserva”, sin proporcionar otra referencia. Sin duda, se trataba de la invasión portuguesa a la Banda Oriental, y la correspondencia del enviado al Brasil, Manuel José García, cuyas gestiones tenían en ascuas al cuerpo.

Agreguemos que, en la secreta del día anterior, el secretario Juan José Passo había hecho moción de que “el Congreso se declarase en sesión permanente para tratar el asunto principal (las relaciones exteriores), sin más interrupción que la de los intervalos necesarios para el descanso”.

Su propuesta fue apoyada, pero, dice el acta, “habiendo expuesto otros señores que tanto la gravedad cuanto lo intrincado del asunto, exigían profundas meditaciones y un pensar muy detenido que exigía más tiempo”, la sesión fue prorrogada para el día siguiente.

También en la sesión secreta del 25, se consideró en particular un oficio del Supremo Director, donde afirmaba que el gobernador de Córdoba, José Javier Díaz “se opuso a la solicitud de auxiliar a Santa Fe, fundado en la obediencia que tenía prestada al Soberano Congreso y al Director”.

El diputado Eduardo Pérez Bulnes pidió que se hiciera constar en el acta, “que el movimiento del 4 del corriente en Córdoba, no había sido contra las tropas de Buenos Aires, sino contra los insurgentes coroneles (Eustoquio) Díaz Vélez y (Manuel) Dorrego, que desobedecieron las órdenes del Gobierno Supremo”.