Imagen destacada
JUAN AGUSTÍN MAZA. Fue partidario de la más amplia publicidad en materia de relaciones exteriores.

El Congreso debía conocer todo lo tramitado.


Dos largas sesiones secretas celebró el Soberano Congreso el 23 de julio de 1816. Una por la mañana, a las diez, y otra por la tarde, a las siete. El asunto fundamental planteado era si se debía revelar al Congreso “el secreto de las negociaciones” con los portugueses. La cuestión fue objeto de un extenso debate.

Pedro Medrano se preguntó qué problema había en revelar estos “misterios”, que el cuerpo debía conocer para acertar en sus resoluciones. Se acordó revelarlos, pero antes debían prestar los diputados el juramento de sigilo sobre estos temas. Se acordó la fórmula: “¿Juráis por Dios Nuestro Señor y esta Señal de la Cruz observar y guardar exactamente el sigilo de que habéis sido encargados y habéis acordado acerca del negocio de relaciones exteriores, bajo las penas que quedan establecidas en acuerdo de este día para el caso de su violación?” Se resolvió también que quien violara el sigilo, fuera expulsado del Congreso, con la calidad de que “jamás pudiese obtener en su vida comisión alguna y de publicarse en La Gaceta el decreto de su castigo”.

La comisión de Relaciones Exteriores exhibió cinco documentos sobre las negociaciones con el Brasil. Se acordó que se remitiesen “con toda rapidez, por posta, los documentos vistos en la materia, al Director propietario”. Maza opinó que el tema no merecía el secreto y que debiera publicarse en “La Gazeta” todo “el asunto de relaciones exteriores”. También se resolvió que la comisión manifestase al Congreso “lo perteneciente a relaciones exteriores”, aunque no tuviera que ver con el problema de los portugueses. Se pasó entonces a leer varios oficios y copias de cartas.