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LA BANDERA NACIONAL. Cuando aún no estaba autorizado su uso, Manuel Belgrano la hizo bendecir en Jujuy, en 1812.

La “azul y blanca, que actualmente se usa”.


En la sesión del Conngreso del 20 de julio de 1816, se aceptó la propuesta de Esteban Agustín Gazcón, de hacer circular “por todos los pueblos del continente americano”, incluidos Paraguay y la Banda Oriental, copias del acta de la Independencia. También Gazcón pidió que se autorizara por decreto “la bandera menor del país, azul y blanca, que actualmente se usa, sin perjuicio de acordarse después la bandera grande nacional, según la forma de gobierno que se adoptase”. La moción se aprobó.

El presidente Francisco Narciso de Laprida, en nombre de fray Justo Santa María de Oro, explicó que este no asistía a las discusiones sobre forma de gobierno, porque las “consideraba extemporáneas” y porque debía consultar antes a su provincia. Pero que concurriría, si el Congreso lo ordenaba por constancia escrita. Se acordó expedirle el documento respectivo. Después, siguió un largo debate sobre la forma de gobierno, “no decidiéndose cosa alguna”.

En la sesión secreta de ese día, se resolvió ordenar al comandante Alejandro Heredia, comisionado en La Rioja, que regresara a Tucumán con toda su tropa. Se consideraba que la misma podía servir “para contener, en unión de las milicias de la campaña, los extravíos y rebelión sospechada del Ejército” (se refería a la oposición del general José Rondeau, de ser relevado en su comando por el general Manuel Belgrano).

Mariano Sánchez de Loria planteó el secreto necesario en las decisiones sobre el Ejército. Se acordó nombrar a Gazcón, Pedro Francisco de Uriarte y Pedro Ignacio de Castro Barros, “para descubrir los conductos por donde trascendiesen al público los acuerdos reservados”. El Congreso “impondría penas ejemplares a los infractores de la delicada obligación del sigilo”.