Añadir: “de toda otra dominación extranjera”.
En la sesión del 19 de julio de 1816, se empezó a tratar el tema de la forma de gobierno del país. José Mariano Serrano dijo que había pensado inicialmente que un “gobierno federal” era el más adecuado. Pero que, luego de una seria reflexión, creía conveniente, en la presente crisis, una “monarquía temperada”, que conciliara “la libertad de los ciudadanos y el goce de los derechos principales que se reclaman por los hombres en todo país libre, con la salvación del territorio”. A su vez, Manuel Antonio Acevedo renovó su moción de que se adoptase la forma monárquica en la dinastía de los Incas, y lo apoyó José Pacheco de Melo. La materia, dice “El Redactor”, se trató “con ardor” y finalmente quedó en suspenso.
Luego, se mandó despejar la barra para la sesión secreta. Pedro Medrano pidió que en el acta de la Independencia, después de las palabras “Fernando VII, sus sucesores y metrópoli”, se agregase “y de toda otra dominación extranjera”. Esto para sofocar el rumor, esparcido por “hombres malignos”, de que se quería entregar el país a los portugueses. Su moción fue aprobada. Se temían problemas con el Ejército, dado el disgusto del general José Rondeau por su relevo de la jefatura. Se acordó entonces ordenarle que “no dé un paso delante de Las Trancas” con la tropa; y que sí lo había hecho, retrocediese. Se ofició al gobierno de Tucumán para que proporcionara a esa fuerza los auxilios necesarios, además de interceptar la correspondencia de Buenos Aires dirigida al Ejército. En cuanto las dudas que el general Manuel Belgrano exponía sobre el relevo de Rondeau, se resolvió contestarle que “cumpla con las órdenes que anteriormente se le han comunicado”.