Se retiraría si no consultaban a los pueblos.
Ni bien iniciada la sesión del Soberano Congreso del 15 de julio de 1816, fue traído “gravemente herido” a la casa congresal el ciudadano Manuel Champi. Denunció “un violento atropellamiento” de que lo había hecho objeto el capitán de Dragones, Mariano García. Denunciaba que, tras “una riña de palabras”, García “lo maltrato muchas veces con la espada, y no contento con esto, lo condujo preso a su cuartel, e hizo darle cien azotes”. Se resolvió prevenir al comandante Gregorio Aráoz de la Madrid, que pusiera el grave asunto “en estado de consejo, dentro del tercero día, y que pronunciada por éste la sentencia diera cuenta al Soberano Congreso”
Luego, el diputado José Severo de Malavia presentó dos mociones. La primera, que se ordenase al general Manuel Belgrano tomar inmediatamente posesión del mando del Ejército, “aunque no tuviera sus despachos”, y abundó sobre las conveniencias de esta medida. La moción fue apoyada. La segunda fue que, “con preferencia a todo otro asunto, se tratase la forma de gobierno que debía adoptarse”.
Entonces tomó la palabra el diputado fray Justo Santa María de Oro. Expuso que “para proceder a declarar la forma de gobierno, era preciso consultar previamente a los pueblos, sin ser conveniente otra cosa, por ahora, que dar un reglamento provisional; y que en caso de procederse sin aquel requisito a adoptar el sistema monárquico constitucional, a que veía inclinados los votos de los representantes, se le permitiese retirarse del Congreso, declarando ante quién debía verificar la renuncia de su empleo”. Cronica “El Redactor” que “se le contestó detenidamente por algunos señores diputados, y no cediendo sus convencimientos, se terminó la sesión”.