Ascienden a Pueyrredón y a los dos edecanes.
No celebró sesión el Soberano Congreso el 11 de julio de 1816. Sí lo hizo el día antes, miércoles 10. Primero, los diputados asistieron a la misa de acción de gracias, en el templo de San Francisco. Iban acompañados por el Director Supremo, Juan Martín de Pueyrredón, con su comitiva y corporaciones.
Concluido el oficio, volvieron a la sala de sesiones, con el Director. Cuando este se retiró, dice la crónica de “El Redactor”, el presidente “propuso que, por la extraordinaria solemnidad del día y objeto que la motiva”, se ascendiera al “grado de Brigadier, al Supremo Director del Estado, don Juan Martín de Pueyrredón, y uno más sobre el que tienen, a los dos edecanes del Soberano Congreso”.
A esta propuesta accedieron los diputados presentes, menos el secretario, Juan José Passo. Este pidió que se tratase en otra sesión “la concesión de esta gracia”. Opinaba que era necesario un estudio, “para valorarlas y hacerlas servir a los fines de su institución y a sus motivos”. Expresaba que, en su carácter de “premios a la carrera militar”, debían ajustarse ”a la importancia de los servicios”, por cuyo medio “se harían más aceptables a los mismos a quienes se conferían”. El diputado Tomás Manuel de Anchorena apoyó la salvedad de Passo, pero de todos modos el Congreso resolvió sancionar los ascensos propuestos.
Luego, se pidió igual medida para otros. Pero, dice “El Redactor”, luego de “una detenida discusión sobre este punto”, Teodoro Sánchez de Bustamante mocionó que, salvo los grados concedidos al Director y a los edecanes, “no se concediese otro alguno sin declarar previamente a quién corresponde conferirlos”. La propuesta fue apoyada.