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LA LIGA DEL NORTE. Cabeza del impreso en hoja suelta que transcribía el pronunciamiento de la Legislatura de Tucumán contra Rosas. LA GACETA / ARCHIVO

Descripción del tucumano Villafañe


El tucumano Benjamín Villafañe (1819-1893), testigo y actor de las campañas de la Liga del Norte contra Rosas de 1840, traza, en sus memorias, un vívido retrato del gobernador riojano, general Tomás Brizuela. El “oscuro Khan de la Rioja”, llama Juan B. Terán a este extraño personaje, designado jefe de los coaligados.

“El Zarco” era su apodo. “Era un hombre como de 50 años, de estatura regular, grueso, rubio, ojos azules, de vientre abultado”, escribe Villafañe. Tenía “la cabeza desgreñada, de cabello un tanto crespo”. Andaba “siempre en mangas de camisa y así se nos presentó; sin corbata, sin chaleco, bien que cubierto por un poncho de bayeta celeste, descolorida por el uso y el tiempo”. El pantalón “era de barragán color indeciso, medias sin ligas que las sostuviesen, asociadas a zapatos de cuero curtido, blancos y atados con cinta del mismo material”. Llevaba “un sombrero de paja, ancho de alas y tan limpio como el resto de su traje”.

Para Villafañe, “fijándose en el rostro y en el cuello”, era evidente que Brizuela “tenía repugnancia invencible por el agua”. Y “pasando por ahí y deteniendo la mirada en sus ojos para descubrir algo de su alma, se los hallaba ora firmes, ora errantes, sin significación alguna”.

En cuanto a su habitación, tenía un catre de tientos, y en una esquina una perra amamantaba sus cachorros. “Una mesita sucia, de estrechas dimensiones, tres sillas asiento de suela y una tinaja escondida en otro ángulo del ‘edificio’, constituían el ajuar de nuestro grande y buen amigo, el brigadier general Brizuela, director de la Coalición del Norte”…