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EN DEFENSA AGRICOLA, 1912. Desde la izquierda, el ministro de Agricultura, doctor Adolfo Mujica; el director de Defensa Agrícola, doctor Julio López Mañán, y el secretario, doctor Clodomiro Zavalía. LA GACETA / ARCHIVO

Evocación del doctor Clodomiro Zavalía.


En el artículo “Cuatro tucumanos eminentes”, el doctor Clodomiro Zavalía (1883-1959) evocó a Ernesto Padilla, Amador Lucero, Julio López Mañán y Juan B. Terán. Cuenta que, cuando conoció al doctor López Mañán (1878-1922), “ya en su madurez, pude imaginarme su niñez despierta a todas las solicitaciones de la agilidad mental y de la profundidad del espíritu”.

“Hacíamos -recuerda- los de mi generación provinciana, las primeras andanzas en la vida porteña, cuando Julio López -era la designación afectuosa- estaba a punto de recibirse de abogado. Nos complacíamos en el trato de este amigo de cordialidad inimitable. Pero me fue dado el privilegio de un acercamiento más estrecho, cuando fui su secretario en la Dirección de Agricultura y Defensa Agrícola”.

En ese momento, López Mañán acababa de ser diputado nacional por Tucumán, dejando en el Congreso “un rastro imborrable por el acierto con que siempre intervino en los debates, aportando su capacidad innata de legislador sagaz y comprensivo”.

Por eso, “cuando el presidente Sáenz Peña lo llamó a una función administrativa, estaba maduro para un desempeño de sobresaliente trascendencia. Presidía laboriosas reuniones de técnicos, cuyo aporte, en las distintas secciones que le estaban encomendadas, él encauzaba certeramente, para dar forma a planes de gran aliento llamados a racionalizar la labor agrícola”.

Cuenta Zavalía que “solíamos retirarnos juntos a horas altas, y era para mí un espectáculo de inolvidable sugestión, la compañía de un amigo que se complacía, ya liberado del afán burocrático del día, en recitar pasajes de sus lecturas clásicas”.