Una carta del amigo tucumano.
Es de sobra conocido que el más cercano confidente y amigo que tuvo Domingo Faustino Sarmiento (1811-1888) era un periodista y hombre público tucumano, don José Posse (1816-1906). Las cartas que intercambiaron fueron publicadas y hasta hoy sirven a los historiadores. No se ocultaban nada y hablaban con la máxima franqueza.
En 1870, siendo Sarmiento presidente, tuvo problemas para que el Congreso le acordara licencia para ausentarse de la Capital. El 2 de noviembre, Posse le escribió. Se había enterado del asunto por la discusión publicada en “La Nación”, con “todo el arte de la malevolencia, y he quedado profundamente afectado de aquella refinada indecencia”.
Le parecía increíble ese “tratarlo al presidente como un pupilo, regatearle hasta el último cuartillo y hasta casi señalarle en qué ha de gastar, suprimiendo todo lo que pudiera ser decoroso”. Le parecía que esto “sólo se verá en el Congreso Argentino con su personal semi-gaucho”.
Se había enterado de que José Benjamín Gorostiaga dejaba el Ministerio de Hacienda. Opinaba: “Gorostiaga, en toda combinación política, estará siempre como carta de otro naipe. Su habilidad consiste en hacer gambetas en todas las cuestiones ardientes, pero a expensas de su carácter moral”.
Le parecía que “si no se fue antes, se debe a que tenía llenas las arcas de la Tesorería, creyendo que se haría pasar por hábil financista porque pagaba al contado las cuentas del Gobierno. Al Ministro entrante le deja la dificultad de la pobreza”. En suma, decía con su habitual modo directo, “hasta ahora no me puedo explicar los antecedentes o causas que te indujeron a la composición de tu primer ministerio con Gorostiaga, un hombre al que conocías tanto o mejor que yo”.