El Congreso llevará un libro de registro
El viernes 31 de mayo de 1816, la sesión del Soberano Congreso de las Provincias Unidas fue bastante breve, de acuerdo a la crónica de “El Redactor”. Ese día era el último de la presidencia rotativa del cuerpo, que ejercía el doctor Pedro Ignacio de Castro Barros, diputado por La Rioja.
El diputado por Catamarca, doctor Manuel Antonio Acevedo, reprodujo una moción que tenía formulada anteriormente. Consistía en que el Congreso devolviera, a los representantes, los originales de los poderes que habían presentado, consignando en ellos que habían sido “reconocidos por bastantes”. El criterio fue apoyado por los diputados José Darragueyra y Esteban Gascón.
Este último añadió que se dispusiera la apertura de un “libro de registro”, en el cual se asentaran los documentos que trajo cada representante. Y que, al reverso del que se devolviera, se insertara una nota “que indicase el folio del libro en que quedaba registrado”.
Se desarrolló luego un breve debate. En su transcurso, se consideró “la variedad de documentos entre los presentados para la incorporación de los señores diputados”, y se estimó “esenciales únicamente las actas”. En consecuencia, se acordó que “estas quedasen originales, y que se devolvieran los poderes con la nota de haber sido reconocidos y declarados bastantes, en copia autorizada a costa del que la pidiese, quedando el original en este archivo”.
Además, y “después de varias reflexiones”, se resolvió que el presidente y el secretario del Congreso, tendrían “el tratamiento de Señoría” en las comunicaciones oficiales. Esta disposición sería publicada, se ordenó, en “La Gaceta Ministerial” y en “El Redactor”.