Detalles de la Casa Histórica original.
En 1914, LA GACETA entrevistó al doctor Luis F. Aráoz (1842-1925), memorioso tucumano hermano del gobernador Benjamín Aráoz. Era un abogado muy erudito en temas de patrimonio histórico, que supo valorar en importantes escritos testimoniales. Hablaron largamente acerca de la Casa de la Independencia, que Aráoz había conocido, con su aspecto original, durante los años adolescentes.
Por ejemplo, sobre el piso del Salón de la Jura, Aráoz marcaba como curiosidad que estaba hecho con “baldosas de proporciones no comunes”. Conjeturaba que, “por sus dimensiones, el material fue preparado por varios de los prisioneros ingleses confinados en Tucumán después de las famosas invasiones de 1806”.
Llegó a esa conclusión, decía, “porque mi tío, el canónigo (Miguel) Moisés Aráoz, me dijo que ese era el origen de las baldosas iguales que existían en la casa en que él vivía, iguales a las que había en otras fincas de antiquísima construcción”. Agregaba que, aunque la Casa Histórica era de construcción anterior a esas fincas, la semejanza le hacía sospechar la manufactura de los británicos cautivos en “este raro material, desconocido antes en mi terruño”.
Recordaba también Aráoz que, en homenaje al Congreso, “había una placa de plata, con marco de oro, colocada en la cabecera del salón y en la que estaba grabada el acta de la Independencia”. Añadía que “en las invasiones a Tucumán durante la guerra civil de aquellos tiempos, la sacaban y la llevaban a Santo Domingo o a otros lugares seguros”. Ya no estaba la placa, y no sabía cuál fue su destino final. Pero pensaba que acaso “en una de esas sacadas no la volvieron”.